La filosofía nace en el siglo VI a.n.e. en Grecia (Asia Menor) como un intento racional de explicar fenómenos que acontecen en la naturaleza, al promocionar las propias capacidades humanas y al alejarse de las explicaciones míticas que hasta entonces predominaban en esta cultura. El origen de la filosofía occidental aparece ligado, pues, a la civilización griega, en concreto a su primer pensador, Tales de Mileto (siglo VII.VI a.n.e.). Frente a las explicaciones de la realidad de carácter mítico y religioso, este filósofo nos ofrece por primera vez una explicación basada en la razón.
La filosofía oriental surgió en la misma época que la occidental, tanto en China como en la India. En China apareció durante la época de las Primaveras y Otoños (722 a.n.e. a 481 a.n.e.) y el título de “primer filósofo” se le atribuye a Confucio (551-479 a.n.e.) que tuvo más de 300 seguidores y fundó la Escuela de los letrados. Confucio funda el confucianismo como una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. Su objetivo, en último término, no es la salvación, sino la sabiduría y el autoconocimiento.
En la India las Upaninshads son las primeras composiciones filosóficas, anteriores a los principios de la filosofía griega. Fueron escritas en sánscrito hacia el año 500 a.n.e.. La manera de enseñar con el alumno sentado frente (upa-nisad) al maestro, en una atmósfera de reverencia y secreto, dio a estos tratados su nombre.
Existen ciertas semejanzas entre los mitos griegos y orientales, en cuanto que ambas culturas disponen de una mitología y de unas creencias religiosas similares. Así, ambas coinciden en ofrecer narraciones acerca de la solución de un problema, del origen del mundo, etc., recurriendo a fuerzas sobrenaturales. También existen algunas similitudes en la temática que tratan las filosofías orientales y occidentales, sobre todo en aspectos relacionados con la antropología y con la ética.
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